Aún estamos lejos de conseguir una situación de plena equiparación entre las condiciones laborales o profesionales del hombre y de la mujer.
El Centro de estudios IDESA, que elabora estadísticas sobre la base de información de INDEC muestra que en la Argentina no sólo se discrimina por sexo sino que se discrimina más por maternidad.
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, la remuneración promedio por trabajador era de $1.700 en el primer semestre de 2009. Pero como toda estadística, enmascara realidades diferentes:
En el caso de los hombres, el salario de bolsillo es de $1.910.
Entre las mujeres sin hijos, la remuneración promedio era de $1.660.
Entre las mujeres con hijos, en cambio, era de apenas $1.352.
Esto estaría indicando que, en la Argentina, sumada a las diferencias ligadas a la discriminación por sexo, la maternidad tiene una incidencia muy importante como obstáculo para la inserción y desarrollo laboral.
El informe de IDESA indica también que, en todos los niveles educativos, las mujeres sin hijos tienen mayores remuneraciones que las mujeres con hijos. En cambio, en el caso de los hombres puede verse que a igual nivel de educación obtienen una remuneración similar, sin importar si son padres o no.
El cuidado de los niños parece ser el problema más importante de las mujeres que se incorporan al trabajo extra hogareño. La desigualdad en su inserción laboral, se vincula con la falta de servicios gratuitos de cuidado infantil (jardines maternales en los lugares de trabajo y en los barrios).
La empresa Terrabusi-Kraft es una de las pocas que cuenta con jardín maternal en la planta. Allí concurren entre 150 y 200 chicos, en dos turnos por día. El Jardín se logró con la lucha de todos los trabajadores, encabezados por su Comisión Interna. En tiempos de ajuste, esta conquista fue lo primero que la empresa quiso eliminar. Pero cuando lo intentaron, las mujeres salieron a defenderlo con uñas y dientes.
La admirable y extensa lucha protagonizada por los trabajadores de esa empresa en el 2009, tuvo su origen cuando las mujeres de la fábrica se plantaron ante la actitud de la empresa de cerrar la guardería por la pandemia de gripe A pero sin otorgar licencias a los empleados o empleadas que deberían cuidar sus hijos. Esta lucha, que comenzaron las mujeres de esta manera, fue destapando otras intenciones de acciones planeadas por la patronal, como despidos, suspensiones, jornadas americanas, etc. para hacer que la crisis económica mundial en la que nos sumergieron la terminen pagando los trabajadores, en definitiva el pueblo mismo.
La admirable y extensa lucha protagonizada por los trabajadores de esa empresa en el 2009, tuvo su origen cuando las mujeres de la fábrica se plantaron ante la actitud de la empresa de cerrar la guardería por la pandemia de gripe A pero sin otorgar licencias a los empleados o empleadas que deberían cuidar sus hijos. Esta lucha, que comenzaron las mujeres de esta manera, fue destapando otras intenciones de acciones planeadas por la patronal, como despidos, suspensiones, jornadas americanas, etc. para hacer que la crisis económica mundial en la que nos sumergieron la terminen pagando los trabajadores, en definitiva el pueblo mismo.
Los trabajadores y trabajadoras de Terrabusi hicieron frente a esos abusos sosteniendo una larga y difícil lucha convirtiéndose en ejemplo e inspiración para todos los trabajadores argentinos.
(Información perteneciente al Boletín Nº 3, marzo 2010)
(Información perteneciente al Boletín Nº 3, marzo 2010)
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