~~~Mujeres Pre Encuentro~~~Mujeres Pre Encuentro~~~

Mujeres Pre-Encuentro refleja las actividades de la agrupación de Rosario que difunde las luchas propias de las mujeres y promueve la participación en los Encuentros Nacionales de Mujeres que se realizan cada año en Argentina.


"Reina del Hogar"

¿Cómo es la “familia tipo”en la Argentina de la era K? ¿Cúal es la realidad en que vivimos las mujeres que nos reunimos a debatir en los talleres del Encuentro sobre este tema?
Para la mayoría no todo sale como nos quieren pintar por la TV desde el modelo de las clases dominantes: una familia feliz, donde todos tienen trabajo, la esposa está siempre sonriente, debe proteger la salud de sus hijos, ocuparse de llevarlos hacer deportes, y esperar bien vestida la llegada del marido del trabajo. Por empezar el marido no llega de trabajar porque está desocupado; aunque sabe muy bien qué tiene que dares de comer a los hijos, no tiene con qué comprarlo; su cuerpo, pelo, su dentadura sufren los embates de la mala alimentación, las preocupaciones y la falta de atención, porque para todo eso se necesita plata y tiempo.
Esta mujer no tiene lugar para el ocio: trabaja afuera y adentro de la casa, sin “perder” un minuto en ella. Y lo peor de todo: los hijos se enferman y no hay como hacerlos atender; se quedan sin zapatillas, la droga, la prostitución y la delincuencia son una amenaza permanente para los jóvenes, y así todo.
Desde hace años se habla de la familia en crisis. El tema es abordado desde distintos sectores, se hacen estudios, se debaten ideas. Hay consenso en que la crisis económica y social repercute en esa familia tradicional. Pero el problema, en especial para esa mujer de la que hablamos, es la salida, cuál es el camino para salir de estas penurias que padece. Que su familia está en crisis, lo vive a diario, pero ¿es ella la responsable? ¿el drama que vive tiene algún arreglo?
Hay que recordar que esta familia “naturalizada” como modelo desde siempre y para siempre, no es más que una forma que el desarrollo histórico ha adoptado la relación entre las personas. En los principios de la sociedad humana, junto a la opresión de unos hombres por otros, nació también la opresión del hombre sobre la mujer. Con el surgimiento del capitalismo, la familia, que había tenido diferentes formas de organización, se constituyó en “célula de esta sociedad”. En ella, el rol de la mujer estuvo en criar a la futura fuerza de trabajo y proveer alimentos, ropa y comida para que los hombres-esposos e hijos- pudieran salir a trabajar.
En nuestro país, a la crisis mundial se le suma la crisis profunda que nos azota, agravada por los K, que siguen liquidando el patrimonio nacional, el cierre de fábricas, miles de pequeños y medianos chacareros en la quiebra, millones de desocupados y sub-ocupados, los hospitales saturados de pacientes y sin personal ni elementos, las relaciones de trabajo flexibilizadas a punto de convertir a los obreros en esclavos.
En estos años, la familia sufrió las lacerantes consecuencias de esta política: padres deprimidos -algunos llegan al suicidio-por no poder cumplir el rol de mantener la casa; las mujeres que han tenido que salir a trabajar en lo que encontraran para llevar alimentos a sus hijos -sin que por eso dejaran de ser consideradas las “ principales responsables” del cuidado de la casa; cientos de mujeres pasaron a ser “cabeza de familia”.
Su salida al “mundo exterior”, para buscar trabajo, para luchar, para defender la fuente de trabajo de sus maridos trajo cambios importantes en los roles “tradicionales” y en las relaciones de poder entre los integrantes de la familia.
Este cambio de posición de la mujer en el seno de a familia es muy costoso. Muchísimas tuvieron que luchar también adentro para poder salir a luchar en la calle. En esta práctica, han encontrado que hay muchas en las mismas condiciones, que no son responsables de la crisis de sus familias, que la lucha es la única manera de poder enfrentar su situación y encontrarle solución.
Al mismo tiempo son muchas también las que siguen teniendo que pedir permiso para salir, se sienten culpables, y esta idea es reforzada socialmente, si dejan a sus hijos para ir a una reunión o una marcha, son humilladas apenas se equivocan, y, pase lo que pase, no pueden dejar de cumplir con sus tareas “básicas”: la administración de la casa, el cuidado de los chicos.
Los Encuentros son una gran oportunidad para avanzar en estos temas.
Romper con los prejuicios, trabas y costumbres que nos atan a la casa, facilitará nuestra lucha por trabajo, tierra, salud, educación, vivienda para todos, y también nos fortalece en nuestra lucha por una familia más democrática, igualitaria, en el camino de nuestra liberación definitiva.

¿Cómo es la “familia tipo”en la Argentina de la era K? ¿Cúal es la realidad en que vivimos las mujeres que nos reunimos a debatir en los talleres del Encuentro sobre este tema?

Para la mayoría no todo sale como nos quieren pintar por la TV desde el modelo de las clases dominantes: una familia feliz, donde todos tienen trabajo, la esposa está siempre sonriente, debe proteger la salud de sus hijos, ocuparse de llevarlos hacer deportes, y esperar bien vestida la llegada del marido del trabajo. Por empezar el marido no llega de trabajar porque está desocupado; aunque sabe muy bien qué tiene que dares de comer a los hijos, no tiene con qué comprarlo; su cuerpo, pelo, su dentadura sufren los embates de la mala alimentación, las preocupaciones y la falta de atención, porque para todo eso se necesita plata y tiempo.

Esta mujer no tiene lugar para el ocio: trabaja afuera y adentro de la casa, sin “perder” un minuto en ella. Y lo peor de todo: los hijos se enferman y no hay como hacerlos atender; se quedan sin zapatillas, la droga, la prostitución y la delincuencia son una amenaza permanente para los jóvenes, y así todo.

Desde hace años se habla de la familia en crisis. El tema es abordado desde distintos sectores, se hacen estudios, se debaten ideas. Hay consenso en que la crisis económica y social repercute en esa familia tradicional. Pero el problema, en especial para esa mujer de la que hablamos, es la salida, cuál es el camino para salir de estas penurias que padece. Que su familia está en crisis, lo vive a diario, pero ¿es ella la responsable? ¿el drama que vive tiene algún arreglo?

Hay que recordar que esta familia “naturalizada” como modelo desde siempre y para siempre, no es más que una forma que el desarrollo histórico ha adoptado la relación entre las personas. En los principios de la sociedad humana, junto a la opresión de unos hombres por otros, nació también la opresión del hombre sobre la mujer. Con el surgimiento del capitalismo, la familia, que había tenido diferentes formas de organización, se constituyó en “célula de esta sociedad”. En ella, el rol de la mujer estuvo en criar a la futura fuerza de trabajo y proveer alimentos, ropa y comida para que los hombres-esposos e hijos- pudieran salir a trabajar.

En nuestro país, a la crisis mundial se le suma la crisis profunda que nos azota, agravada por los K, que siguen liquidando el patrimonio nacional, el cierre de fábricas, miles de pequeños y medianos chacareros en la quiebra, millones de desocupados y sub-ocupados, los hospitales saturados de pacientes y sin personal ni elementos, las relaciones de trabajo flexibilizadas a punto de convertir a los obreros en esclavos.

En estos años, la familia sufrió las lacerantes consecuencias de esta política: padres deprimidos -algunos llegan al suicidio-por no poder cumplir el rol de mantener la casa; las mujeres que han tenido que salir a trabajar en lo que encontraran para llevar alimentos a sus hijos -sin que por eso dejaran de ser consideradas las “ principales responsables” del cuidado de la casa; cientos de mujeres pasaron a ser “cabeza de familia”.

Su salida al “mundo exterior”, para buscar trabajo, para luchar, para defender la fuente de trabajo de sus maridos trajo cambios importantes en los roles “tradicionales” y en las relaciones de poder entre los integrantes de la familia.

Este cambio de posición de la mujer en el seno de a familia es muy costoso. Muchísimas tuvieron que luchar también adentro para poder salir a luchar en la calle. En esta práctica, han encontrado que hay muchas en las mismas condiciones, que no son responsables de la crisis de sus familias, que la lucha es la única manera de poder enfrentar su situación y encontrarle solución.

Al mismo tiempo son muchas también las que siguen teniendo que pedir permiso para salir, se sienten culpables, y esta idea es reforzada socialmente, si dejan a sus hijos para ir a una reunión o una marcha, son humilladas apenas se equivocan, y, pase lo que pase, no pueden dejar de cumplir con sus tareas “básicas”: la administración de la casa, el cuidado de los chicos.

Los Encuentros son una gran oportunidad para avanzar en estos temas.

Romper con los prejuicios, trabas y costumbres que nos atan a la casa, facilitará nuestra lucha por trabajo, tierra, salud, educación, vivienda para todos, y también nos fortalece en nuestra lucha por una familia más democrática, igualitaria, en el camino de nuestra liberación definitiva.

(Nota perteneciente al Boletín Nº1, setiembre 2009)

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